Por Salla Tykkä(en el catálogo de la exposición, 2001)
LASSO
La obra representa un momento efímero en la vida de una mujer que ha perdido su identidad.
La historia
Una mujer joven va corriendo por las calles de la ciudad donde nací, a la búsqueda de su misión.
En sus sueños lejanos, hombres vestidos de cuero cargaban tanto putas como mujeres respetables, para que no pisaran las calles enlodadas. Cuando era niña se enamoró de un hombre, cuyo mundo ilimitado se regia por sus propias leyes violentas y los conceptos de justicia e iniquidad. Montado en su caballo, el héroe demostraba su destreza con la pistola y protegía a la comunidad con la sangre de sus enemigos.
Un tapiz de escarcha cubre ahora a la mujer; las pavorosas visiones fruto de su infancia agrietan su helada superficie. Sus pasos la guían hasta la puerta del lugar donde vive, pero no hay nadie que pueda abrirla. Da una vuelta a la casa y echa un vistazo en su interior a través de los ventanales.
Sus recuerdos y su amor por el sensual paisaje de los parajes del oeste generan un torbellino sentimental, el hipnótico serpenteo de un lazo corredizo en el centro de la sala de estar de sus padres. El joven inclina su cuerpo ágilmente, atravesando de este modo el campo invisible que ha creado el movimiento circular de la cuerda. Se trata de su hermano, y la muchacha desea formar parte de su mundo cerrado.
De pie y sin moverse, espera que despierte o se dé cuenta de su presencia. En el interior, el hombre continúa con su actuación, haciendo girar su lazo cada vez más rápidamente. Cuando dispara su pistola hacia el suelo, el miedo le invade. La imagen de una mujer que huye se refleja en la ventana. Perdemos cualquier vínculo con la sala de estar.
El reflejo de la mujer se pierde en la lejanía mientras la cámara nos traslada desde esta situación en la playa, hasta los restos de nieve invernal.
El dolor
Estoy despierta, pero me siento como si estuviera muerta. ¿Estoy viva cuando duermo? Sin fuerzas, busco el dolor y el sufrimiento en el mundo cotidiano que me rodea para sentirme viva.
Soy una prisionera de mi propia imagen y mis intentos de escapada constituyen mis obras de arte.
www.sallatykka.com
LASSO
La obra representa un momento efímero en la vida de una mujer que ha perdido su identidad.
La historia
Una mujer joven va corriendo por las calles de la ciudad donde nací, a la búsqueda de su misión.
En sus sueños lejanos, hombres vestidos de cuero cargaban tanto putas como mujeres respetables, para que no pisaran las calles enlodadas. Cuando era niña se enamoró de un hombre, cuyo mundo ilimitado se regia por sus propias leyes violentas y los conceptos de justicia e iniquidad. Montado en su caballo, el héroe demostraba su destreza con la pistola y protegía a la comunidad con la sangre de sus enemigos.
Un tapiz de escarcha cubre ahora a la mujer; las pavorosas visiones fruto de su infancia agrietan su helada superficie. Sus pasos la guían hasta la puerta del lugar donde vive, pero no hay nadie que pueda abrirla. Da una vuelta a la casa y echa un vistazo en su interior a través de los ventanales.
Sus recuerdos y su amor por el sensual paisaje de los parajes del oeste generan un torbellino sentimental, el hipnótico serpenteo de un lazo corredizo en el centro de la sala de estar de sus padres. El joven inclina su cuerpo ágilmente, atravesando de este modo el campo invisible que ha creado el movimiento circular de la cuerda. Se trata de su hermano, y la muchacha desea formar parte de su mundo cerrado.
De pie y sin moverse, espera que despierte o se dé cuenta de su presencia. En el interior, el hombre continúa con su actuación, haciendo girar su lazo cada vez más rápidamente. Cuando dispara su pistola hacia el suelo, el miedo le invade. La imagen de una mujer que huye se refleja en la ventana. Perdemos cualquier vínculo con la sala de estar.
El reflejo de la mujer se pierde en la lejanía mientras la cámara nos traslada desde esta situación en la playa, hasta los restos de nieve invernal.
El dolor
Estoy despierta, pero me siento como si estuviera muerta. ¿Estoy viva cuando duermo? Sin fuerzas, busco el dolor y el sufrimiento en el mundo cotidiano que me rodea para sentirme viva.
Soy una prisionera de mi propia imagen y mis intentos de escapada constituyen mis obras de arte.
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