Viaje a Méjico


1- Denver
2- Colorado Springs
3- Pueblo
4- Trinidad
5- Ratón
6- Dalhart
7- Amarillo
8- Childress
9- Abilene
10- Brady
11- Frederickburg
12- San Antonio
13- Laredo
14- Nuevo Laredo



En la primavera de 1950 Sal Paradise sale desde Nueva York hacia Denver para encontarse con sus amigos y juntos viajar a México.

“A medianoche (…) cogí el autobús para Washington; perdí algún tiempo callejeando por allí; me salí del camino para ver el Blue Ridge, oír el pájaro de Shenandoah y visitar la tumba de Stonewall Jackson; al anochecer escupí en el río Kanawha y anduve por la noche hillbilly de Charleston, al oeste de Virginia; a medianoche Ashland, Kentucky, y una chica solitaria bajo la marquesina de un teatro cerrado. El oscuro y misterioso Ohio, y Cincinnati al amanecer. Después los campos de Indiana de nuevo, y por la tarde San Luis como siempre bajo las grandes nubes del valle. Los adoquines cubiertos de barro y los troncos de Montana, los barcos fluviales destrozados, los antiguos letreros, la hierba y las maromas junto al río. El poema interminable. Missouri por la noche, y los campos de Kansas, las vacas nocturnas de Kansas en los secretos desiertos, pueblos de cartón con un mar al final de cada calle; amanecer en Abilene. Los pastos del este de Kansas se convierten en las laderas del oeste de Kansas que llevan a la cima de la noche del Oeste”. (p.320)

En mayo salen de Denver Sal, Dean y Stan hacia México. Atraviesan Colorado Springs, Pueblo, Trinidad (Colorado) y Ratón (Nuevo México).

“(…) el espacio era el horizonte hacia el Este, hacia Kansas, hacia la inmensidad que llevaba hasta mi casa en la Atlántida.
Luego nos dirigimos hacia el sur en dirección a Castle Rock Colorado, mientras el sol se ponía rojo y la piedra de las montañas del Oeste parecía una cervecería de Brooklyn en los atardeceres de noviembre (…) Y Denver retrocedía más y más como la ciudad de sal, y sus humos se abrían al aire y se disolvían ante nuestra vista”. (p.334)

“Pasamos por Castle Rock y llegamos a Colorado Springs al oscurecer. A nuestra derecha se alzaba la gran sombra del pico Pike. Bajamos hasta la utopista de Pueblo”. (p.335)

La ciudad de Colorado Springs está situada a unos 112 km. al sur de Denver, cerca de la base del famoso pico Pike, de 4300 metros de altura.

“Pasamos por Walsenburg; de pronto pasamos por Trinidad….Después estábamos en Nuevo México y cruzamos las redondas piedras de Ratón (…)” (p.336)

Luego atraviesan Texas: Dalhart, Amarillo, Childress, Abilene, Brady, Frederickburg, San Antonio y por fin Laredo, en la frontera con México.

“(…) entraremos en Texas dentro de unos pocos minutos y no saldremos hasta mañana a esta misma hora, y no nos detendremos ni un momento (…) Seguimos la marcha. En la inmensa llanura nocturna estaba el primer pueblo de Texas, Dalhart…Después de Dalhart- vacío pueblo de cartón- nos lanzamos hacia Amarillo, adonde llegamos por la mañana entre praderas batidas por el viento que muy pocos años atrás habían visto campamentos de tiendas de campaña de búfalo. Ahora había gasolineras y máquinas de discos nuevas, modelo 1950, con inmensos altavoces y discos espantosos (…) En Childress, bajo un sol ardiente, doblamos y nos dirigimos directamente hacia el Sur por una carretera de segundo orden y atravesamos abismales desiertos en dirección a Paducah, Guthrie y Abilene”. (p. 336-337)

“Hacía un calor tremendo; sudábamos a mares. No había humedad ni un soplo de aire, nada excepto billones de moscas revoloteando alrededor de las bombillas y el rancio olor de un cercano río caliente en la noche: el río Grande, que nace en los frescos y pequeños valles de las Montañas Rocosas y termina formando valles enormes y mezclando sus calores con los barros del Mississippi en el gran Golfo”. (p.341)

Conocido como Rio Grande en los
Estados Unidos y como Río Bravo en México, este río nace en las Montañas San Juan de Colorado (en las Rocosas) y fluye a través del Valle de San Luis hacia el sur pasando por Nuevo México a través de Albuquerque y Las Cruces hacia El Paso, Texas, hasta llegar a formar parte del límite entre México y Estados Unidos. Una de las cruces internacionales más importantes a través de este río es la de Laredo (Texas) con Nuevo Laredo, por donde cruzan la frontera nuestros protagonistas.

“(…) todo cambió en cuanto cruzamos el misterioso puente sobre el río y nuestras ruedas rodaron sobre suelo oficialmente mexicano”. (p.342)

Pasan por Sabinas de Hidalgo, Monterrey, Montemoleros, Linares, Hidalgo, Ciudad de Gregoria, cruzan el Tropico de Cáncer y llegan por fin a Ciudad de México.

“Cogimos la carretera de Monterrey. Las grandes montañas coronadas de nieve se alzaban delante de nosotros; avanzamos directamente hacia ellas. Una brecha fue abriéndose poco a poco y se convirtió en un puerto por el que cruzamos. En cuestión de minutos habíamos dejado atrás el desierto de mezquites y subíamos entre un fresco aire por una carretera con un pretil de piedra en la parte del precipicio (…) No encontramos a nadie en esa carretera de montañas. Serpenteaba entre nubes y nos llevó a una gran meseta”. (p.347)


La ciudad de Monterrey está rodeada de montañas y cordilleras que le confieren un carácter único. Está situada en la base de la Sierra Madre Oriental, que cambia bruscamente de dirección hacia el
oriente a la altura de Monterrey. Al noroeste de la ciudad se localiza la Sierra de las Mitras. El este es dominado por el impresionante e inconfundible Cerro de la Silla, de 1288 m sobre el nivel del mar, en la parte norte de la Sierra de la Silla. En el noreste se encuentra el cerro de Topo Chico.

“(…) conduje a través de Linares, a través de la cálida y llana zona pantanosa, por encima del humeante río Soto, la Marina, cerca de Hidalgo, y más allá. Un gran valle que era una verde jungla con grandes zonas cultivadas, también muy verdes, se abría ante mí. Grupos de hombres nos miraron al pasar por un estrecho y antiguo puente. Fluía un río ardiente. Después ascendimos hasta que reapareció una especie de región desértica. Delante estaba la ciudad de Gregoria”. (p.348)

Después de pasar Gregoria, cruzan el Tropico de Cáncer y la carretera empieza a descender y ambos lados se ven árboles de más de treinta metros de altura formando una gran selva.

“Nos quitamos las camisas y avanzamos a través de la jungla desnudos de medio cuerpo para arriba. Ningún pueblo, nada, sólo selva, kilómetros y kilómetros, siempre hacia abajo. Y cada vez hacía más calor, y los insectos sonaban más alto y la vegetación se espesaba, el olor se volvía más denso y rancio hasta que nos acostumbramos a él y terminó por gustarnos”. (p.364)

Luego tienen que cruzar la Sierra Madre Oriental. El río Moctezuma que ven desde las alturas constituye un tramo del río Pánuco, que nace en la Altiplanicie Mexicana y desemboca cerca de la ciudad de Tampico. Es uno de los ríos más caudalosos del país y recibe las aguas de numerosos afluentes.

Al poco tiempo nos encontramos a más de mil quinientos metros de altura entre desfiladeros cubiertos de niebla que dominaban ríos amarillos que parecían humear a más de mil metros abajo. Eran el gran río Moctezuma y sus afluentes. Los indios que veíamos en la carretera eran realmente extraños. Constituían una nación aparte, la de los indios de la montaña, separados de todo salvo de la autopista panamericana. Eran bajos, rechonchos y oscuros; tenían muy mala dentadura y llevaban enormes cargas sobre la espalda”. (p. 367-368)

La Sierra Madre Oriental se extiende a lo largo de 1350 kilómetros desde el sur del
Río Bravo corriendo paralela al Golfo de México hasta unirse con el Cinturón Volcánico Transmexicano, que divide América del Norte de América Central. La Sierra Madre Oriental atraviesa los estados de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Texas, San Luis Potosí, Hidalgo y Tlaxcala entre otros.

“¡Al amanecer estaremos en Ciudad de México!
Lo habíamos conseguido; habíamos hecho un total de tres mil kilómetros desde el atardecer aquel de Denver hasta estas vastas zonas bíblicas del mundo. Ahora estábamos a punto de llegar al final de nuestra ruta”. (p.371)

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