Conclusión

En conclusión, Cantando bajo la lluvia supone: un ejemplo importante de unidad de producción, el triunfo de una fórmula de cine musical basada en la perfecta integración de los números musicales en la narración, un magnífico documento sobre la época del surgimiento del sonoro y una crítica irónica a la artificialidad del cine. Pero además, la síntesis de magníficas coreografías, expléndidas canciones y una perfecta puesta en escena, con los movimientos de cámara y la utilización magistral del montaje, hace de los números musicales de esta película una obra de arte casi total: el baile, la música, la poesía y la pintura se presentan unidas mediante unas formas de lenguaje específicamente cinematográfico que contribuyen a expresar y provocar las emociones más profundas.

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