Ya avanzada la película, en una secuencia en la que el Goya anciano de Burdeos está contando a su hija Rosarito sobre las intrigas de la corte, comienzan a iluminarse en la pared del fondo retratos de la reina María Luisa y de su amante Godoy: La reina María Luisa con mantilla (1799, Madrid, Palacio Real), otros tres retratos de la reina que se conservan en el Prado y que están fechados uno en 1800 y los dos siguientes en 1789, y por último, el Retrato de Manuel Godoy (1801, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando).
Luego un flashback nos lleva a una sala donde Godoy aparece mostrando a un grupo de amigos, entre ellos su por entonces amante la actriz Pepita Tudó, sus más preciadas pinturas, escandalosas para la época. Entre ellas se encuentran: la Venus del espejo de Velázquez (1650, Londres, National Gallery), que había pertenecido a la duquesa de Alba y que, tras su muerte, se había quedado Godoy, y la Venus de Jordaens.
Las obras que Godoy guarda para el final para sorprender a los visitantes son dos cuadros pintados por Goya: las dos majas (ambas de 1798-1800, Museo del Prado, Madrid). El lienzo de La maja vestida se transforma ante el asombro de los espectadores, en otro lienzo: La maja desnuda.
Tras observar estas obras el personaje de Goya joven se aleja del murmullo que la maja desnuda provoca y comienza a caminar hasta llegar a un pasillo en cuyas paredes cuelgan numerosos lienzos que el pintor realizó a lo largo de su vida, y que representan a personas pertenecientes a la aristocracia y a la monarquía.
Mientras la voz de Goya nos explica todos los retratos de gente que tuvo que realizar sin quererlo para poder llegar a ser pintor de la corte, la cámara nos muestra las paredes del pasillo en la que cuelgan las reproducciones de retratos como: Isabel de Porcel (1804-1805, Londres, National Gallery), La marquesa de Santa Cruz (1805, Bilbao, Valdés), La familia del duque de Osuna (1788, Museo del Prado), Carlos III en traje de caza (1786-88, Museo del Prado), La reina María Luisa (1789, Museo del Prado), La familia de Carlos IV (1800, Museo del Prado), Fernando VII con manto real (1814, Museo del Prado) y Manuel Godoy (1801, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando).
Luego un flashback nos lleva a una sala donde Godoy aparece mostrando a un grupo de amigos, entre ellos su por entonces amante la actriz Pepita Tudó, sus más preciadas pinturas, escandalosas para la época. Entre ellas se encuentran: la Venus del espejo de Velázquez (1650, Londres, National Gallery), que había pertenecido a la duquesa de Alba y que, tras su muerte, se había quedado Godoy, y la Venus de Jordaens.
Las obras que Godoy guarda para el final para sorprender a los visitantes son dos cuadros pintados por Goya: las dos majas (ambas de 1798-1800, Museo del Prado, Madrid). El lienzo de La maja vestida se transforma ante el asombro de los espectadores, en otro lienzo: La maja desnuda.
Tras observar estas obras el personaje de Goya joven se aleja del murmullo que la maja desnuda provoca y comienza a caminar hasta llegar a un pasillo en cuyas paredes cuelgan numerosos lienzos que el pintor realizó a lo largo de su vida, y que representan a personas pertenecientes a la aristocracia y a la monarquía.
Mientras la voz de Goya nos explica todos los retratos de gente que tuvo que realizar sin quererlo para poder llegar a ser pintor de la corte, la cámara nos muestra las paredes del pasillo en la que cuelgan las reproducciones de retratos como: Isabel de Porcel (1804-1805, Londres, National Gallery), La marquesa de Santa Cruz (1805, Bilbao, Valdés), La familia del duque de Osuna (1788, Museo del Prado), Carlos III en traje de caza (1786-88, Museo del Prado), La reina María Luisa (1789, Museo del Prado), La familia de Carlos IV (1800, Museo del Prado), Fernando VII con manto real (1814, Museo del Prado) y Manuel Godoy (1801, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando).
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