Los números musicales

Los musicales son, en parte, como los anuncios publicitarios: hay que cantar, estar alegre, sentirse capaces de llegar donde se quiera, de conseguir a las bellas mujeres que encuentran los protagonistas en su camino. En ello reside el encanto de este género.
Las canciones utilizadas para esta película muestran muy bien su carácter optimista: con Make ´Em Laugh (Hazles reir) Cosmo recuerda a Don el deber del actor cómico (y, por extensión, del cine) de hacer reir al público, de alegrarle la vida; con la canción Good Morning (Buenos días) los tres protagonistas nos muestran con entusiasmo que con la llegada de un nuevo día pueden solucionarse todos los problemas; el tema Singin´ in the rain (que da nombre a la película) nos acerca a la alegría de vivir, a la belleza de la propia existencia, a la necesidad de cantar por todo (la lluvia no supone obstáculo alguno para cantar y sentirse alegre).
Esta última canción suena tres veces a lo largo de la película: la primera en los títulos de crédito, la segunda cuando los tres protagonistas encuentran la solución para salvar la película (en este instante existe un doble triunfo ya que se salva la película y Don encuentra el amor de Kathy) y la tercera en la secuencia final (en la que Kathy triunfa sobre Lina). Por tanto, esta canción se convierte en el eje de la resolución de los diferentes conflictos planteados cerrando de forma circular.
Como ya sabemos, las canciones que aparecen en el film no fueron escritas, salvo alguna concreta, directamente para el film. Habían sido utilizadas en películas anteriores de los años treinta (musicales o no). Sin embargo todas las canciones se integran a la perfección.
Hubo dos canciones que se escribieron especialmente para la película: la primera, Make ´Em Laugh, provino en parte, del interés en que Donald O´Connor (Cosmo) efectuara un número en solitario donde pudiera recrear felices gags que había llevado a cabo en los escenarios del vaudeville; la segunda es Moses Supposes (Moisés supone), en cuya ejecución se produce el segundo baile a dúo de Kelly y O´Connor en la película. Los autores de la primera son Freed y Brown mientras que la segunda fue creada por los guionistas y Roger Edens.
Como resultado de las previews de Singin´ in the rain se suprimieron del montaje final dos números musicales. Stanley Donen declaraba sobre el alto porcentaje de éstos en la película:
La parte musical es más larga que la no musical. Que yo sepa, eso nunca se ha hecho en ninguna otra película. Habitualmente lo musical ocupa alrededor de un tercio de la acción, a lo sumo. En general hay un 25% musical frente a un 75% no musical. Singin´ in the Rain tiene un 55% frente a un 45%...Debe haber unos 55 minutos de números musicales
[1].

Singin´ in the Rain deseaba ser, en la feliz mezcla de canciones, un homenaje (una renovación y una desmitificación, todo al mismo tiempo) de la comedia musical de los años treinta.
Como ya vimos anteriormente, uno de los grandes logros de esta película es la perfecta integración de los números musicales en la lógica de la narración: el número de Don y Cosmo con los violines sirve para ilustrar el pasado de ambos personajes actuando en teatros de tercer orden; el charleston que cantan y bailan Kathy y las demás coristas está justificado porque es el número que debían realizar en la fiesta de Simpson; el número cómico de Cosmo se explica porque está tratando de animar a su amigo y recordándole la misión que deben cumplir los actores cómicos; la serie de números musicales al estilo de Berkeley, sirven para ilustrar al espectador (después de que los titulares de periódicos den la noticia) las transformaciones que está sufriendo el musical con la llegada del sonoro, etc.
Además, las canciones y números musicales no se introducen de forma brusca en la película sino que se integran sutilmente, la mayor parte de ellos siguiendo este esquema: primero se produce la aceleración de los diálogos previos a la canción y de los movimientos de los actores, luego se introduce la música en un segundo plano anticipando el número musical en el que ya aparecen el canto y el baile; el final del número se efectúa de forma teatral y normalmente se pasa por corte a otra secuencia.
El ballet Broadway melody, que como ya he dicho constituye un homenaje al cine musical, fue añadido cuando la película ya estaba terminada (como ocurrió con el largo ballet final de An American in Paris) y tiene una estructura autónoma: hay una presentación, un nudo y un desenlace. Y la historia se muestra por medio del canto y, sobre todo, de la danza, al igual que ocurría en el magnífico ballet final de la película de Minnelli . Del mismo modo que en esta película es el personaje de Kelly quien imagina toda la historia y nos invita a entrar en la pantalla. Además de constituir un maravilloso paréntesis en la historia, este ballet supone un cambio respecto a los demás números musicales de la película. Si en el resto de Cantando bajo la lluvia los decorados y la coreografía poseen un carácter cotidiano y reconocible, en este ballet todo tiene un carácter teatral, sofisticado, ampuloso.

[1]
COMA, J. Centauros del desierto/ Cantando bajo la lluvia. Barcelona, Libros Dirigido, 1994, p.114.

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