Antecedentes más inmediatos de esta forma de figurar

Para entenderse con el entorno, estos artistas tratan de superar los límites de la figuración y de la abstracción y todos los prejuicios posibles tanto académicos como de vanguardia.
Noé teoriza sobre las tendencias artísticas de su época y afirma, que ese preciso momento de la historia del arte del siglo XX, es el final del “strip-tease de la Diosa Pintura”. Se refiere a que desde el descubrimiento de la perspectiva centralizada, el espacio ilusionista y el tratamiento volumétrico de las formas, el dibujo que las encierra y el color están siempre al servicio de todo ello. La deconstrucción de aquella convención (o el citado strip-tease) comienza con el Romanticismo a principios del siglo XIX y termina a mediados del siglo XX, cuando la sola pincelada y el gesto que la operó gritan su evidencia: ¡la pintura está desnuda!.
Argentina no tuvo ni un artista como Marcel Duchamp ni un movimiento como el dadaísmo que hubiesen producido una revolución interna dentro de la institución del arte, y por tanto no tuvo su correspondiente noción de antiarte. Esto en Buenos Aires comienza con el Informalismo, que marca la ruptura, como hemos visto anteriormente, en la exposición de la Galería Van Riel en 1959.
Es en el Informalismo, por tanto, donde podemos encontrar el antecedente más próximo de esta nueva figuración argentina. Este movimiento, que procede de Europa, se caracteriza por la indeterminación formal y es por eso que le da importancia al azar y al automatismo psíquico, como anteriormente lo habían hecho los surrealistas. La materia en tanto accidente dentro del quehacer plástico adquiere una importancia privilegiada. Podemos encontrar en los artistas de este grupo gran similitud con obras europeas: de Dubuffet o Fautrier en Francia, del grupo “Cobra” (Jorn, Appel, Corneille y Alechinsky) de Bélgica, Holanda y Dinamarca, de Saura y el grupo “El Paso” en España o de Bacon en Inglaterra.
También tienen mucho en común con el arte norteamericano de posguerra. El gesto sobre el espacio lo toman del Expresionismo abstracto, de figuras como de Kooning o de Pollock y su “action painting”.
La “Nueva Figuración” en Argentina tiene además el sentido de romper con muchos prejuicios de la estética tradicional aún vivos en tendencias de vanguardia. La libertad que estos artistas alcanzan reside en el sentido de vitalidad al sacar a la figura humana de sus propios límites y en un desprejuiciado uso de todos los elementos plásticos.
Otro rasgo importante de la obra de estos artistas es el expresionismo. Hay que señalar primero que el arte latinoamericano en general posee una enraizada tradición expresionista que resurge, en Argentina,. tras la caída del régimen autoritario de Perón, durante el cual era más segura la abstracción. La pintora Raquel Forner también estaba realizando en la misma década de los sesenta obras expresionistas en Argentina.
Dice Noé en su Antiestética: “El expresionismo señala claramente una tendencia de la época, una tendencia de muchos artistas en la soledad de sí mismos. Es un grito del individuo frente a la sociedad...”y diferencia este expresionismo de posguerra del expresionismo alemán de preguerra diciendo que este último: “...nos habla de un hombre quebrado por dentro, un hombre que lleva el caos interior, pero no nos muestra ese caos”
[1].

[1] Luis Felipe Noé: Antiestética, Ediciones de la Flor, 1988 p.133.

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