Pipilotti Rist: Apricots along the street
Por Clara Aparicio Yoldi
Octubre 2001
El Museo Reina Sofía se ha mantenido obstinadamente al margen de esta gran revolución en la historia del arte que supone la irrupción de los soportes audiovisuales.
Por fin, en octubre de 2001, llega a Madrid una de las figuras más destacadas de las vídeo-instalaciones: la suiza Pipilotti Rist.
Pipilotti utiliza el vídeo con sus ventajas (es un material barato y está al alcance de cualquier persona) y sus inconvenientes (su temprana caducidad y su mala definición).
La caducidad no le importa. Los vídeos según ella deben ser diversión y su público es cualquier persona que esté viviendo en la cultura actual, ya que utiliza una iconografía de nuestro tiempo.
Además la artista se jacta de convertir la deficiente calidad de la imagen en su mejor arma: “Amo el vídeo con todas sus desventajas y lo veo como pinturas que se mueven detrás de un cristal”[1].
La exposición se plantea como un recorrido por cinco de las vídeo-instalaciones más importantes realizadas por la artista en la década de los noventa.
[1] Por José I. Aguirre en Metrópoli (El Mundo), 19 de octubre de2001.
Por Clara Aparicio Yoldi
Octubre 2001
El Museo Reina Sofía se ha mantenido obstinadamente al margen de esta gran revolución en la historia del arte que supone la irrupción de los soportes audiovisuales.
Por fin, en octubre de 2001, llega a Madrid una de las figuras más destacadas de las vídeo-instalaciones: la suiza Pipilotti Rist.
Pipilotti utiliza el vídeo con sus ventajas (es un material barato y está al alcance de cualquier persona) y sus inconvenientes (su temprana caducidad y su mala definición).
La caducidad no le importa. Los vídeos según ella deben ser diversión y su público es cualquier persona que esté viviendo en la cultura actual, ya que utiliza una iconografía de nuestro tiempo.
Además la artista se jacta de convertir la deficiente calidad de la imagen en su mejor arma: “Amo el vídeo con todas sus desventajas y lo veo como pinturas que se mueven detrás de un cristal”[1].
La exposición se plantea como un recorrido por cinco de las vídeo-instalaciones más importantes realizadas por la artista en la década de los noventa.
[1] Por José I. Aguirre en Metrópoli (El Mundo), 19 de octubre de2001.
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