Los frescos de San Antonio de la Florida y La pradera de San Isidro

El siguiente flashback cuenta el proceso de realización de los frescos para la ermita de San Antonio de la Florida que pintó Goya en 1798. La secuencia comienza con el encargo que se le hace: aparece el obispo leyéndole un fragmento del libro Vida y milagros de San Antonio de Padua. Más tarde se muestra al pintor realizando en grandes cartones los bocetos, mientras que unos modelos posan para él vestidos exactamente igual que los personajes de las pinturas. La secuencia culminará con un travelling que nos muestra la cúpula ya decorada con las pinturas.
ntercaladas en este flashback aparecen dos secuencias que nos muestran: el milagro de San Antonio de Padua y la pradera de San Isidro. Goya imagina el milagro del santo, que queda escenificado en la película por medio de unas imágenes de gran expresionismo. La visión del santo señalando con el dedo y fulminando al verdadero culpable es el momento que elegirá el pintor para representar la historia del milagro, y es también la que el Goya de la película hará representar a los modelos que posan para él. Será esta escena la que ocupe la cúpula central de la iglesia.
La voz en off del Goya joven contando su intención de integrar el tema sagrado con el pueblo de Madrid sirve para enlazar con una de las secuencias más impresionantes de la película: aquella en la que La pradera de San Isidro, obra que realizó Goya en 1788 (Museo del Prado, Madrid), cobra vida ante nuestros ojos.
Al fondo, el decorado reproduce el paisaje que pintó Goya en esta obra, mientras que en el primer plano aparecen multitudes de personas a contraluz que pasean por la pradera. La luz va cambiando hasta adquirir las mismas tonalidades que tiene la pintura. Los grupos populares de niños, hombres y mujeres cantan, bailan, beben y se divierten. Aparecen majos y majas con redecillas en el pelo, jóvenes que bailan o tocan instrumentos (violines, mandolinas, guitarras), numerosos tornasoles, tiendas de lona, carruajes, hombres a caballo, etc., todo ello de igual manera que aparece en el lienzo.
Es fácil reconocer entre esas gentes del pueblo de Madrid a muchos de los modelos que sirvieron a Goya para realizar dibujos, grabados y pinturas. El grupo de majos bailando recuerda a su cartón El baile de San Antonio de la Florida, que pertenece a la serie de cartones para tapices que hizo entre 1776 y 1778; el hombre de los zancos evoca a su cartón Los zancos, de la serie de1791-92, etc.
En esta pradera se reunía gente de todas las clases sociales para festejar al santo por lo que también observamos a la duquesa de Alba que llega con su esposo en un coche de caballos descubierto. La duquesa aparece vestida con lujo (con mantilla, vestido escotado, abanico, gargantilla, etc.). Su marido el marqués de Villafranca es, como se ve en los retratos que el artista realizó de este personaje, bastante mayor que ella, tiene el pelo blanco y las cejas muy pobladas, igual que en los cuadros.

No hay comentarios: