Futurismo



Futurismo. El dinamismo se desarrolla en el tiempo
El futurismo es una vanguardia artística que surge a principios del siglo XX y que exalta el progreso tecnológico, la libertad artística y el dinamismo del mundo moderno.
Con su nuevo arte, los futuristas quieren mostrar el mundo no tal como es en la realidad sino como se experimenta realmente. Así, la experiencia del movimiento en un tiempo la muestran pictóricamente en la repetición de una misma forma una y otra vez. El tiempo es un fenómeno físico.
En los lienzos ya no se reproduce un momento fijo en el dinamismo universal sino la misma sensación dinámica. Debido a la persistencia de la imagen en la retina, los objetos en movimiento se multiplican a sí mismos constantemente. De ese modo, un caballo en movimiento no tiene cuatro patas, sino veinte, y sus movimientos son triangulares.
Cuando se inventa la fotografía, el primer uso que se da es científico. Por primera vez, se puede congelar un momento de la realidad y echar una mirada más fija y continua a las cosas. La fotografía permite hacer un cuidadoso análisis de la estructura y del movimiento, análisis que jamás había sido posible.
Todos los fenómenos naturales y físicos comienzan a fotografiarse con el afán de estudiarlos de cerca, en la inmovilidad con la que aparecen en una impresión fotográfica. Para estudiar el movimiento se desarrollan las cronofotografías, en donde el dinamismo de un cuerpo queda registrado fotográficamente en cada una de sus flexiones y tensiones. Este tipo de imágenes ayuda a entender mejor la física de los cuerpos.
Giacomo Balla es, de los futuristas, quien más se preocupó por representar el movimiento. En su obra Vuelo de las (swifts) el artista recrea la velocidad y el vuelo de las aves al colocar a cada una de ellas en una secuencia precisa, una después de la otra. La sensación del tiempo que presenta es la de un periodo muy corto de un suceso intempestivo. La rapidez del movimiento que aparece en los cuadros futuristas expresa su gusto por la fugacidad, por lo inmediato, por la acción.


En la obra Desnudo bajando una escalera de Marcel Duchamp, podemos reconocer una serie de formas geometrizantes que componen una especie de cuerpo mecanizado. La superposición de cilindros, conos, esferas, líneas y rayones, provocan el efecto visual de movimiento en esta composición. El título mismo “Desnudo bajando la escalera” nos indica que en esta obra debemos buscar un cuerpo dinámico. Sin embargo, a primera vista nuestro ojo no encuentra exactamente lo que el título pide. No vemos tal desnudo, en el sentido convencional del término, sino una abstracción de éste, y tampoco es evidente la presencia de la escalera. Pero la sucesión de pasos que requirió ese cuerpo para descender por la escalera se aprecia más claramente.
Entre otras cosas, el artista nos muestra un fragmento específico de tiempo, aquel que transcurre en el movimiento de un cuerpo bajando una escalera. Desde la pintura, esta obra hace algo que también hizo la fotografía científica: en la búsqueda de un análisis meticuloso del movimiento de un cuerpo en el espacio, descompone las imágenes de su trayectoria. Es decir, representa en términos plásticos el tiempo como fenómeno físico.

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